
Cincuenta años después que la sirena emergiera del mar y se echara a caminar en la tierra por amor, después de enterrar a su amado, se despidió de sus hijas y nietas y regresó a la costa.
Se adentró en las aguas, pero la marejada le expulsó sin piedad hacia la orilla
-Déjame volver -suplicó a las olas rugientes.
El mar ya no recordaba quién era ella.
Bonito microrrelato, Kykubi.
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Las cicatrices del amor que el mar no se atreve a limpiar.
Precioso relato, Kykubi.
Un abrazo.
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Un abrazo, gracias
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