Dicen que a mal tiempo buena cara. Yo digo que a mal lunes, maquillaje. Las ojeras del lunes son épicas. No importa cómo hayas vivido el sábado o el domingo, si de fiesta, lavatín o siesta. El lunes, hagas lo que hagas, pareces picadillo de soya. Te sientes como lo que el troll dejó después de comer y luces como lo que ni el troll quiso comerse.
Si tuviste un fin de semana de vodka y vida de gatos, es un autoengaño pensar que estarás más dispuesto, luego de las bacanales, para empezar bien la semana. Nunca tienes tanta suerte, tu estado de estrujamiento total te delata: infeliz, tienes tremenda cara de lunes.
Algunos creen que lavarse la cara es suficiente, e incluso llegan a pensar que cepillarse los dientes y depilarse lo resolverá. Pues no: puedes renunciar a la limpieza y al baño, no hay quien te quite el lunes de la cara. Mejor maquíllate y si quieres no te laves los dientes.
Cubre tus ojeras lunares de crema, base y polvos. Empolva cuidadosamente toda tu cara lunar, sombrea los párpados marchitos, pinta de rojo viernes tu boca lunes y espera pacientemente a que se asiente todo antes de salir a la calle. Y no te preocupes por que te crean una vedette con tanta pintura. Si alguien pregunta, si tu jefe se molesta o tus alumnos se ríen de ti, explícale a todo el mundo que te disfrazaste de domingo, que ya mañana será lunes.