
Soy un ser que lentamente coloniza.
Una insignificante cosa invadiendo a tramos cortos.
No lo sé, no planeo, no conspiro para ello
Colonizo sin más, sin querer, sin saberlo.
Almas necesitadas de luz y de consuelo
O de castigo, quien sabe: necesitadas de invasores,
Terreno fértil para mi lento avance.
Crezco, en zarcillos delicados que cubren todo el suelo,
Me apodero sin más, lenta, sin freno.
Visto tierra y paredes al ritmo de mis sueños,
Cicatrizo en falso secretos, furtivos anhelos.
Y allí, al calor de la necesidad ajena
Que calmé con efímera ignorancia
Descubro al punto que colonicé una vida
Y no la quise ni pretendí jamás tomarla.
Me levanto, arrancando mis raíces,
Y parte me voy, parte me dejo.