Abrázame para sanar

Un día empecé a sentir fuertes dolores de estómago. Insoportables. Día y noche.

Me empezaban justo en medio de la panza e irradiaban por todo mi vientre subiendo hacia mi garganta, donde se enquistaban en un nudo de sufrimiento.

Me obligaban a acostarme en posición fetal, pero apoyada en las rodillas, con el trasero empinado y la cara enterrada en la almohada, la barriga hecha un nudo de dolor, colgando en el aire, las manos engarfiadas en las sábanas. Sudaba y temblaba hasta que me quedaba dormida, y tenía pesadillas horrendas de cosas que reptaban dentro de mí, arañando las paredes de mi vientre, retorciendo mis tripas.

Entonces alguien me abrazó, y sin saber cómo empezaron a brotarme de la boca mariposas negras que estaban presas dentro de mí.

Cada cierto tiempo, necesito un abrazo para liberar mi negrura interior.

7 comentarios

  1. Quien más quien menos, creo que, haciendo memoria, podría ubicar ese día especial en el cual empezó todo. Algunos aprendimos, con mucho dolor, a sacar demonios por medio de la palabra escrita. Otros han preferido protegerse. La mayoría de mis personajes, al igual que el tuyo, necesitan de un abrazo para purificarse, o de cualquier acto expiatorio próximo a la ternura.
    Kykubi, me encantó la lírica que le aportan las mariposas a tu relato, hacía rato que no leía un micro tan cálido, tan conmovedor, tan expresivo y con tanta fuerza como este.
    Ariel

    Le gusta a 1 persona

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s